Addis Abeba, 8 may (PL) La Conferencia Continental sobre justicia para niños en África debatió hoy en su primera jornada en la capital etíope sobre los recientes desafíos del derecho de los menores en este tema, incluyendo la privación de libertad.
La cita reúne a especialistas y representantes de instituciones con el objetivo de facilitar el diálogo sobre los cambios de política necesarios para garantizar la protección de los infantes en el contexto del acceso a la justicia formal e informal.
En toda la región africana, hasta 28 mil niños están detenidos (o privados de libertad), sujetos a otros castigos inhumanos, refirió el director del Departamento de Leyes Públicas del Instituto de Manejo Social de Ghana, Edmund, Foley.
Foley destacó que sobre todo los refugiados que buscan asilo, los huérfanos y las víctimas de la trata de personas, son hechos prisioneros injustamente y fustigados cada día por sistemas judiciales discriminatorios y disfuncionales.
El tema central de la cita, que sesionará hasta mañana, es «Dando luz a lo invisible: justicia para los niños en África», que pretende hacer énfasis en el marco normativo relevante para la defensa de la infancia, así como en los principales desafíos acerca de la implementación de estas normas y estándares.
«Es uno de los derechos humanos más desatendidos en el continente, y debería ser un tema prioritario para los gobiernos, que carecen de sistemas especializados en justicia de menores, mientras las organizaciones de asistencia jurídica en este campo enfrentan importantes recortes de fondos», manifestó el profesor y miembro del Comité Africano de Expertos en Derechos y Bienestar de los Niños, Benyam Mezmur.
Para Mezmur, las estadísticas al respecto no son fiables, pues no contabilizan todos los recluidos en centros de detención, unidades de rehabilitación u otras instituciones en un momento dado.
Las normas internacionales estipulan que los niños solo deberían ser detenidos como último recurso y durante el menor tiempo posible, apuntó.
Incluso, opinó, por más necesario que fuere el encarcelamiento, siempre corren el riesgo de ser torturados, golpeados, abusados sexualmente por guardias y reclusos adultos, o ser víctimas de castigos corporales y otras prácticas inhumanas.
Al respecto, en declaraciones exclusivas a Prensa Latina, Alex Kamarotos, director ejecutivo de Defensa de Niños y Niñas Internacional (DNI), subrayó que la detención golpea desproporcionadamente la salud física y mental de los infantes.
Kamarotos recordó que el Estudio Global de las Naciones Unidas al respecto, formalmente solicitado por la resolución sobre los Derechos del Niño de la Asamblea General de ONU en diciembre de 2014, y el cual co-organiza el DNI, representa otra oportunidad para llenar los vacíos de conocimiento sobre la situación en África.
También la investigación contribuye a recopilar datos cualitativos y cuantitativos sobre los detenidos, asi como permite identificar buenas prácticas.
La justicia ha de ser amiga de los niños, debe basarse en principios fundamentales; significa proteger el interés superior del menor a través de un proceso apropiado, que no discrimina por razones de género, raza, religión o capacidad, argumentó el directivo.
Explicó además que el uso de la «justicia informal» – costumbres tradicionales, religiosas, étnicas o basadas en la comunidad – presenta grandes desafíos en este asunto.
Si bien los elementos positivos de esos sistemas no deben pasarse por alto, deben ser regulados, de modo que sigan los mismos estándares internacionales que sus contrapartes formales, resaltó.
En su opinión, las autoridades deben hacer más para establecer los sistemas de apoyo necesarios para los que califican como vulnerables, como las niñas, los huérfanos, los refugiados o las personas con discapacidad.
Estos grupos, concluyó el funcionario, corren un mayor riesgo de sufrir abusos, al igual que quienes habitan en las zonas rurales; todos deben tener un mejor acceso a los tribunales especializados.
«Dando luz a lo invisible», un llamado de justicia infantil en África
Por Richard Ruíz Julién